jueves, 30 de agosto de 2012

Hoy, Twitter, es algo menos libre

Un día como hoy de hace un par de años iniciaba esta aventura bloguera que, es de justicia reconocer, sólo me ha proporcionado satisfacciones.

Seis meses más tarde, decidí combinar el Blog y compartirlo en Twitter, otra herramienta que no ha hecho más que reportarme buenos momentos y sobre todo, buenos compañeros. Alguno, de hecho, ya amigo.

Hoy es un día, precisamente, en el que uno de ellos se ha visto forzado a abandonar el más famoso de los microblog debido a las amenazas permanentes y recurrentes de algunos followers y no followers, de algunos grupúsculos que están organizados en la red con un único fin: insultar a quien no comparte sus tesis y amenazar a quien vierte su opinión al respecto de una misma situación. Es decir, poner en práctica una actitud puramente totalitaria.

El tema central es la visión diametralmente opuesta entre quien ve a una Cataluña fuerte y grande dentro de una España diversa y culturalmente estimulante y los que quieren verla separada, independiente y diseñando un proyecto propio. Y en un sistema democrático se puede defender tesis diversas al respecto. Pero hay fronteras muy peligrosas de traspasar. Y me refiero a otro tipo de fronteras. La que separan la libertad de la imposición. La que separa la discusión de una agresión.

Pero cada día se suceden debates en torno a temas de todo tipo.

Ayer cerró su cuenta de Twitter Juan Carlos Girauta. Un periodista de trayectoria impecable y de ideas claras que actualmente las suele exponer en ABC. He podido darle mi apoyo y mi ánimo por teléfono. Pero no es suficiente.

A tipos como Juan Carlos, que se quedan defendiendo la libertad prácticamente en solitario, que se enfrentan en debates a algunos que, en privado, piensan de manera similar aunque ya están inmersos en un proceso tal de contaminación que no se atreven a decirlo en público, hay que aplaudirles.

Pero de manera pública. Ya está bien. Y hay que pedir a Twitter que determinados comportamientos no los consientan.

Muy pocos son los que se han dirigido a Juan Carlos con la cara descubierta. Con su nombre y apellidos en letra bien clarita. Las amenazas e insultos más descarnados vienen tapados en cuentas fantasma, en avatares de lo más evidentes, pero que esconden la identidad de quien o quienes escriben esos tweets. Algunos de ellos, francamente espeluznantes.

Así que hoy le digo al señor Jack Dorsey que revise según qué condiciones son necesarias para mantener en su red social unas ciertas normas de convivencia.

Al fin y al cabo, como no me he cansado de repetir en este Blog, una buena parte de nuestros males reside simplemente en la educación.

Y Girauta, ya exhausto, ha decidido darse un respiro. Un respiro que respeto y en el que deseo que regrese con aires nuevos. Pero con el mismo coraje.

jueves, 23 de agosto de 2012

AL OTRO LADO DEL MURO

La columna de hoy en Libertad Digital al respecto de las "ocupaciones" de Sánchez Gordillo.

Al otro lado del muro es el título.

Pues eso. Feliz casi fin de semana. Sed felices.

lunes, 20 de agosto de 2012

Superando la pereza

Varios días son los que llevo barruntando sobre si escribir las líneas que a continuación os relato. Tras algunas jornadas de ausencia aunque con cierta actividad en Twitter, creo que, aunque los que me conocéis desde hace tiempo tengáis clara mi posición, me daréis la razón si os digo que conviene recordarla de vez en cuando. Aunque nos parezca agotador hablar sobre lo que a mi, desde luego, me parece obvio.

Pero sí. No sólo hay que recordarlo. Hay que ser muy conscientes de que realmente merece la pena.

Bien. No he llegado a contar las columnas que habré podido dedicar a las relaciones entre Cataluña y el resto de España. Convendréis conmigo, que unas cuantas. No en vano, una columna semanal durante los últimos cinco años, dan bastante de sí.

Cinco años, por cierto, en los que la cuerda entre ambas se ha tensado notablemente. Y tiene sal. Y está áspera,  como a punto de resquebrajarse.

Pero no quiero dejar de insistir en varias cuestiones.

Y una vez superada la pereza inicial, os digo.

El proceso político de una Cataluña nacionalista empezó hace mucho. Éste ya lo planteó Jordi Pujol, quien, a pesar de ser mucho más listo y sutil, tenía perfectamente diseñado en su mente y en sus acciones el camino a seguir.

Nadie pensó -algunos, sí- que Cataluña tomaría la deriva que se ha demostrado ha ido tomando. Nadie en "Madrid" -alguno.. sí- pensó que sus herederos políticos se plantearan ir más allá.

Y desde luego, nadie creyó que llegara a gobernar la Generalitat una unión de partidos que acabara de dilapidar buena parte del prestigio que nos enorgullecía y que nuestros fondos fueran maltratados hasta llegar a la ruina económica, más allá de la crisis generalizada. Más allá de pactos fiscales.

Vino el Estatut, redactado de manera unilateral, nada de sentarse con el Estado al que tan dignamente perteneces, y junto al que has hecho cosas enormes, empresas fructíferas, proyectos gratificantes, en fin, con el que hemos caminado de la mano, con riñas habituales, como en todas las familias.

Y la cuerda soltaba más hilos. Si estiréu ben fort...que cantara Lluis Llach...

El ciudadano de fuera de Cataluña y no pocos de dentro, empezaba a sentirse ofendido. Cada vez más. Y más. Y empezaron los contraataques. Algunos, francamente demodelores. Muchos -la mayoría- por absoluto desconocimiento. Otros, malintencionados. Que también.

Y todos, sin saber que contra más subía la intensidad de esos ataques, más aumentaba el apoyo nacionalista. Habían picado. Lo habían conseguido.

Me dijo en una ocasión un alto dirigente de ERC que su mejor cartel electoral había sido José María Aznar. Me hizo gracia. En parte, por lo injusto, porque fue durante su mandato cuantas más transferencias hubo a todas las CCAA. Curiosamente. Aunque entendí lo que me quiso decir.

Y ahora vamos camino de un referéndum. Veréis el próximo 11 de septiembre cómo se presenta la jornada. Pero, sabéis una cosa? Lo ansío. Ansío ese referéndum. Porque sé que el resultado puede gustarnos. Y quizás, sólo quizás, se calman una temporada.

Cuando entró en vigor la Ley de Normalización Lingüística del año 95, muchos lo advertíamos. Lo decíamos en debates y tertulias cuyas centralitas se colapsaban. Pero si no se aplican las multas, nos decían. Y qué? -contestábamos- , sólo la posibilidad de que se pueda hacer es un claro atentado a la libertad. Por qué debo rotular mi comercio en catalán? Por qué no puedo escolarizar a mi hijo en un sistema normal y naturalmente bilingüe?

Bueno, en la calle no hay problema. Y sí. Es cierto. Y? Qué necesidad tenemos? Si somos un pueblo enorme, grande, con virtudes exquisitas y con algún puñetero defecto.

Quiero, sin extenderme demasiado más, recordar otra cosa.

Somos muchos, muchísimos, los catalanes españoles que amamos nuestra tierra. Que consideramos una riqueza absoluta la diversidad de la que goza España. Que leemos y amamos en catalán, indistintamente como lo hacemos en castellano. O en español. Llamadle como queráis. Son mis lenguas maternas. Ambas.

Somos muchos los catalanes que no convergemos con ninguna tesis nacionalista. Ojo. Con ninguna. Tampoco de otro tipo. No nos gusta el nacionalismo como doctrina política. No nos gusta una doctrina que propugna una homogeneización cultural y lingüística dentro de unas mismas fronteras. Pero ninguna.

Y sabed una cosa. Cuando atacáis la política de Cataluña dirigiéndoos a todos los catalanes, en general, nos ofendéis a muchos. Tenedlo claro. Cuando hacéis coñitas diversas con nuestra otra lengua, también.

Porque puedo criticar a un familiar pero ojo, porque cuando lo hacen otros, sabéis cómo puede escocer.

Otra cuestión antes de desayunar.

La culpa de esta situación no es sólo de los políticos. Nada. Excusas fáciles. Sí es cierto que se produjo un divorcio entre la sociedad civil y la clase política.

Pero no es menos cierto que esta sociedad civil que tantas alegrías y triunfos ha dado al pueblo catalán, esta sociedad civil que en su dia potenció el modernismo, a la vanguardia en España siempre de los movimientos culturales y empresariales europeos, tiene también buena parte de responsabilidad.

Porque ha permanecido al margen, con una confortable venda en los ojos, mirando hacia otro lado haciendo como que no le importaba. Y comentando en círculos privados lo que no ha tenido el valor de defender en el ámbito público.

Así que todos, salvo algunas excepciones, somos responsables de la situación que pueda acabar derivando.

Y ahora, sí. Antes de que revise estas palabras y pueda corregir alguna por considerarla demasiado primaria, voy a tomarme un zumo vitamínico y un café, con unas tostadas con tomate untado y aceite. Aceite puro virgen de oliva, como le gusta a @Guals. Y como nos gusta a todos los españoles.

Porque una servidora, a diferencia de otros muchos, sí cree que sigue mereciendo la pena recordar lo obvio.



lunes, 13 de agosto de 2012

Diferentes conceptos de solidaridad

Vaya, acabo de percatarme de que no había colgado aquí la última columna de Libertad Digital... Aquí está.

Solidaridad "dos por uno"...

Permitidme un poco de desconexión. Vuelvo enseguida...

jueves, 2 de agosto de 2012

L´anxaneta y el liderazgo

El sábado pasado pudimos asistir a una Jornada Castellera en Vilanova i la Geltrú con motivo de sus Fiestas Mayores. Le aconsejé a mi marido, madrileño, que no se perdiera el espectáculo. Porque se trata de una experiencia que si no la has vivido jamás, la sensación que te produce la formación concienzuda de un castillo humano a escasos metros es verdaderamente indescriptible.

La cuestión es que tiempo atrás lo había intentado pero por problemas de agenda no había sido posible. Así que finalmente pudimos ver en acción los castillos que cargaron los Bordegassos de Vilanova, los Castellers de Vilafranca y la colla de Tarragona.

Pero lo curioso del asunto, más allá de una plástica maravillosa, de una estampa estéticamente impecable y de que del tesón, el esfuerzo, la perseverancia y la pasión por hacer bien las cosas se den cita en unos pocos movimientos, es la estrecha relación que guarda el proceso de levantar una torre humana y su precisión, con lo que ahora conocemos como auténtico trabajo en equipo y liderazgo.

Para empezar, el líder del grupo, quien motiva y estimula al resto, les va proporcionando las instrucciones a seguir desde la base:


En la foto se aprecia claramente cómo los hombres van encajándose entre sí, cómo van, paso a paso, ubicándose en su lugar y poco a poco ajustándose al máximo los unos a los otros.


Empiezan a subir despacio, seguros de cada movimiento. El líder, en definitiva, no es más que un guía que indica al grupo que lidera -válgase la redundancia- los pasos a seguir hacia una meta y objetivos concretos.

Debe, asimismo,  motivar a los que conforman ese grupo, con el fin de alcanzar los objetivos marcados. Superando caídas, piernas fracturadas, cuellos torcidos... Levantarse y seguir. No hay más. Esfuerzo y perseverancia.

Un dato os quiero dar. Nadie se molestará si digo que los Castellers de Vilafranca (los q van de verde) son los considerados "más profesionales". Están sponsorizados, van de gira por todo el mundo; pero ninguno de ellos vive de esta actividad. Lo compatabilizan con sus ocupaciones profesionales. Algunos creen que se perdería autenticidad. No lo sé. Quizás sea así. Pero creen en lo que hacen y a ello se dedican.

Tal y como indico al principio del post, mi marido no había visto nunca ni tan de cerca levantarse un castell. Espero que no se moleste si os confieso públicamente que se emocionó al verlos llegar arriba. Al ver cómo l´anxaneta (la niña o niño que trepa hasta el cielo y levanta el brazo) hace cumbre y permanecen quietos, inmóviles, hasta que el castillo no se descarga debidamente, algo casi más costoso que el cargarlo. Y cómo sus rostros se van emocionado, llenando de orgullo por haber hecho su trabajo excelentemente.

Esta actitud, creedme, resume mucho de la vida.









En cualquier artículo que podemos leer al respecto del concepto de Liderazgo, es ya muy sabido que las personas capaces de inspirar y motivar al resto para extraerles lo mejor de sí mismos. Nada tiene que ver con dinero, con poder ni con altos cargos.

Es la autoridad y el respeto lo que las hace líderes. Somos nosotros quienes le hacemos líder. O te hacen líder. O nos hacen líderes.

Ahí está la cuestión. Y de ahí su autenticidad.

Y hoy, si me permitís, he querido brindar un pequeño homenaje a los Castellers y a esta tradición tan arraigada en mi tierra. Preciosa, por otro lado.

Os invito a que viváis la experiencia tan sólo una vez. En serio.


Porque para ver a esta niña a tantos metros de altura, de nombre Rebeca -como indica en su casco- han tenido que caerse y levantarse muchas veces, ha tenido que sacrificar horas de estar con los amigos y han tenido que arriesgarse.

Ellos lo han hecho para contentarse a sí mismos,porque disfrutan con lo que hacen y de paso, regalarnos una visión maravillosa y hacernos vibrar con ellos. Hacernos escalar peldaños junto a ellos.

Otros y otras, en otros ámbitos, que lo anoten en sus Moleskine. Les servirá de mucho, en no pocas ocasiones, echar un vistazo a los apuntes.