Tras el silencio de la Delegación del Gobierno de Madrid, dejando tirados y a su suerte a los funcionarios policiales, el Ministro del Interior admite "extralimitación de algunos policías" en las cargas de la madrileña Puerta del Sol, algunos responsables de los cuales ya han sido expedientados.
Coged una pequeña muestra de cualquier película que gire en torno a cualquier operación en la que se siguen -como siempre- las instrucciones de los órganos políticos y cuando se piden explicaciones miran a otro lado y dejan a los disciplinados muchachos y muchachas a la intemperie. Y ahora, pongámonos en su lugar. ¿A que les entendemos perfectamente?
Al mismo tiempo, parece que las instrucciones enviadas desde el Ministerio a los responsables policiales es de cierta "mano ancha" para los indignados. Es decir, que aminoren los controles y los desalojos. Vamos, trato de favor a los guay de turno, agrupados en torno a los "indignados", que caben todos.
Es realmente lamentable que en España se cuestione permanentemente la labor policial, a los que debemos agradecer -salvo casos puntuales de desproporción- nuestra protección y seguridad, y cada vez más algunos se muestren más condescendientes para con los folloneros. Algo no funciona cuando ésto es lo que ocurre.
En este sentido, cuelgo aquí la columnita de ayer en Libertad Digital, "No es país para polis", así como una versión más larga y más contndente de la misma que os pongo a continuación:
NO ES PAÍS PARA POLIS
Agosto es uno de aquellos meses que te permite ver casi en la misma página de un periódico a una Elena Anaya luciendo el esplendor de su pequeño cuerpo en las siempre apetecibles aguas menorquinas con una imagen de alguno de los que se hacen llamar indignados lanzando con verdadero arte un escupitajo a un agente del cuerpo superior de policía –mostrándonos así su lado más caballeroso- o una selección de las ya cansinas ginebras Premium con sus tónicas ideales y el kit de de acompañamiento.
El otro día, sin ir más lejos, mi marido se pasó media noche escupiendo granos de pimienta roja sobre un acantilado a la luz de la luna porque el camarero insistió en su propósito. Y así, mientras charlábamos con un par de amigos, hacíamos breves pausas para lanzar los molestos granitos que flotaban en nuestros gin&tonic.
Lástima que no tuviéramos a un anti-papa a mano. Seguro que nos habría venido de perlas una lección práctica. Son unos fenómenos escupiendo. Casi tanto como Cristiano Ronaldo, que te deja el campo a rebosar de esputos diversos, pero expulsados con auténtico talento.
Intentaré centrarme en el asunto policial ya que me temo que este es el formato ideal para estos menesteres. Veamos.
Los desayunos de estas últimas mañanas han venido repletos de imágenes de unos policías cargando desmesuradamente contra algunos manifestantes durante la visita de Benedicto XVI. Comentarios de todo tipo, tweets y páginas en Facebook clamando justicia y calificativos de toda índole a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
Pocas voces defensoras de los funcionarios policiales he podido escuchar o leer en las últimas horas. Bien que hubo un abuso de fuerza puntual, de acuerdo que ha habido algún exceso. Aunque cierto es que los mismos responsables policiales fueron los que inmediatamente abrieron una investigación para depurar responsabilidades.
Y francamente. Cuando llevas días y días aguantando insultos de todo tipo, escupitajos de toda forma y condición, orines de los exquisitos acampados, miradas de odio fijas en tus ojos por la única razón de vestir un uniforme policial -obviando que están ahí para nuestra protección y seguridad- mientras las órdenes que vas recibiendo de tus cargos superiores son de calma, contención, tranquilidad. Y los anti tot una mica anotando tu número de identificación por si te cae una denuncia falsa mientras siguen las instrucciones: quietos, aguantad, vamos a despejar primero la zona B; se puede entender entonces que más de uno salga al campo de batalla con las narices bien repasadas, por ser sutil.
Una servidora debe de ser un animal realmente exótico, ya que cuando ve a un policía, se siente mucho mejor, más tranquila. Bien es cierto que no tengo por costumbre infringir la ley y eso probablemente signifique jugar con ventaja.
Los agentes de la UIP están más que breados en estas lides. Pero cuando están soportando una presión que traspasa todos los límites, con unos responsables políticos que miran a otro lado dejándolos absolutamente tirados y con una Delegada del Gobierno que calla mientras insultan y maltratan a "sus" chicos, no me extraña que haya quien pierda los nervios en algún momento.
Ahora bien. Lo realmente preocupante es que en España se cuestione al policía y nunca al macarra, al follonero, al maleante o al antiguo anti-sistema ahora rebautizado como indignado, que queda más chupi guay. Y algo va realmente mal en este país cuando esto sucede.
Y una cosa les diré. Más allá de la inepta que ostenta un cargo que no se merece, más allá de los cobardes del Ministerio del Interior y más allá de una actuación puntual de unos funcionarios en concreto.
Más allá de todo eso, España, en este sentido y en otros que hoy aquí no me caben, cada día me gusta menos.
El espíritu de este cuaderno digital no es otro que el de reunir ideas,pensamientos,gustos cinematográficos o gastronómicos,lecturas estimulantes o viajes sugerentes.Me interesa todo aquello que tenga que ver con el ámbito social y político,me interesa la libertad y su búsqueda permanente,me interesan las diferencias entre la óptica femenina y masculina,me interesan,en definitiva,las personas y su encaje en una sociedad cada vez más compleja.Y me apetece contarlo en mi propio espacio.
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Desde que vi entrar al iRobot Camacho controlado en el Ministerio que antes ocupó el felón Rubalcaba, supe que el antes conocido como "Ministerio del Interior" se había convertido en el «Ministerio de Interiores», más orientado a la decoración que a otra cosa, a la espera de que el 21-N cambien las tornas y el nuevo titular le devuelva su DIGNIDAD y todo lo que esa devolución conlleva.
ResponderEliminarSaludos,
Aguador.
Efectivamente, Aguador. Y bienvenido de nuevo por estos lares. El problema es que pagamos las consecuencias todos los españoles y muchos funcionarios, no sólo policiales, que están francamente desencantados y se sienten desprotegidos.
ResponderEliminarSaludos.
Y por si nos faltara algo, querida Eva (bien hallada y espero que ya "recuperada" de tus vacaciones), hete aquí el bochornoso y esperpéntico espectáculo del iRobot Camacho defendiendo a aquellos a los que hubiese debido reprimir con la debida contundencia, mientras que, como tú apuntas, deja a sus subordinados a los pies de los caballos.
ResponderEliminarSaludos,
Aguador.
Un look alternativo para el blog, con la plantilla "Watermark" de Blogger. (Lo siento pero sufro el mal de Edison: soy incapaz de mirar una cosa sin transformarla). Salu2.
ResponderEliminarhttp://sin-pentimento.blogspot.com
Eduardo, fantástica página con encabezado pertinente.. Algo interesante de replantear cuando estoy a punto de cumplir mi primer año en este Blog. Muchas gracias.
ResponderEliminarUna pequeña confesión de orden estético: mi color es el amarillo y sus derivados...