Pues eso. Al hilo del post anterior, dedicado a la Ceremonia de los Oscar, paso a reproducir íntegramente el comentario que ha dejado, una vez más, @ArtanisD (David Breijo) por el interés que, sin duda, tiene por sí mismo a mi modo de ver. Un lujo para una servidora.
Aquí está:
El espíritu de este cuaderno digital no es otro que el de reunir ideas,pensamientos,gustos cinematográficos o gastronómicos,lecturas estimulantes o viajes sugerentes.Me interesa todo aquello que tenga que ver con el ámbito social y político,me interesa la libertad y su búsqueda permanente,me interesan las diferencias entre la óptica femenina y masculina,me interesan,en definitiva,las personas y su encaje en una sociedad cada vez más compleja.Y me apetece contarlo en mi propio espacio.
Pero, con los años me desenganché de los Oscars. Las listas de premiados de los últimos 10 ó 15 años me parecen -en su mayoría- deplorables. El espectáculo (yo, que soy amante de los stand-up comedians desde antes que llegara El-Puto-Club-De-La-Comedia) tiene escasos minutos de interés. Las películas que me atraen, las capturo y devoro a mi ritmo.
En plan boutade, permíteme decir que parte de culpa la tiene François Truffaut. Me explico. "La Noche Americana". Loa cinéfila al cine americano. El cine que amaba. "El cine o es americano o no es", dijo su ex-copain, Godard, quién ha estado haciendo con el cine lo que Adriá con la tortilla. Y los críticos cinematográficos y gastronómicos se comportan por igual, que conste, cada uno de su madre y a saber de qué padre.
Truffaut falsificó y mitificó un rodaje y una manera de homenajear al cine americano. Es la idea de cinefilia de un pajillero. Yo amaba ese film en mi pubertad, pero la masturbación también evoluciona, se hace sofisticada, alambicada y se diversifica el disfrute. Hoy, puedo hacer la prueba del cinéfilo con el algodón de "La Noche Americana". Y, si mancha el algodón, le pido al cinéfilo -amablemente- que disfrute, pero que no me salpique...