El cuaderno azul de José María Aznar y el hermetismo de éste en las dos ocasiones en las que tuvo que formar Gobierno son memorables. Y José Luís Rodríguez Zapatero tampoco aireaba a los cuatro vientos precisamente sus nombres. A pesar de que El País nos diera buenas pistas.
Os contaré una anécdota. Trabajaba una servidora en Radio España realizando crónica parlamentaria y cubriendo y siguiendo de cerca a PP y a ERC. Corría el año 2000 y justo después de que el Partido Popular -y poco tiempo antes de que me incorporara a la Delegación de Gobierno en Cataluña- obtuviera su mayoría absoluta, las quinielas al respecto de los ministrables circulaban -obviamente- por todas las mesas. Bien, pues el mismo día, repito, el mismo día que José María Aznar daba los nombres de sus Ministros, hubo teletipos que no habían acertado ni en la mitad de sus nombres. Con lo que más de un ministro o ministra lo fue sólo por unas horas.
No recuerdo un patinazo tan abrumador como el de esta semana con una suculenta portada de un diario nacional, pero casi. Me replantearía los motivos de "ese" patinazo e intentaría no perderlos de vista en aras de futuras portadas. No creo que un periódico como ABC pueda permitírselo.
Sigo. Ignoro si Mariano Rajoy ha llamado a alguien. Ignoro si, en el caso de que la llamada se haya producido, le haya podido decir aquello que solía acompañar a las palabras de quien tan bien llegó a conocer: "si lo dices a alguien, no vas". Ignoro, asimismo, si tiene adjudicado cada nombre a su destino, o todavía sigue realizando movimientos geoestratégicos.
Lo que tenga que ser, será. Y muy pronto, además. Y los nervios, las posibles úlceras, las largas y tensas esperas, ya sabemos que van en el sueldo. O en el cargo.
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