jueves, 16 de junio de 2011

¿Dónde está el límite?

Impresentable, lamentable y más que condenable la actuación de los niños mimados del 15-M en Barcelona. Demasiado han tardado. Estaba convencida de los anti-sistema y demás tropa formaban parte de los acampados. Inicialmente habrá podido haber gente de todo tipo, es posible y discutible. Pero que en Barcelona contaban entre ellos con los habituales anti-globalización, anti-sistema y anti-todo, estaba cantado.



Y lo más grave. No se ha hecho absolutamente nada por evitarlo. Más bien al contrario. Así que nadie se sorprenda ahora, ni el Ministerio de Interior, ni la Delegación de Gobierno, ni la Conselleria, ni los periodistas que adoptaron entre sus brazos a los muchachos que decidieron invadir la vía pública. Nadie, abolutamente nadie que no alertara desde los comienzos del peligro que entrañaba un movimiento de este tipo.

¿Que si estoy calentita? Por supuesto. Y ahora, sí. Condena  unánime a los altercados sucedidos ayer frente al Parlament de Catalunya.

Artur Mas lo ha dicho bien claro en esta carta. Pero sinceramente, han reaccionado demasiado tarde. Lo siento.


Parece que la jornada de hoy está siendo más tranquila y los accesos de los diputados al Parlament, controlados y vigilados ante fuertes dispositivos de seguridad.

¿Era realmente necesario llegar hasta aquí? ¿No se podía haber evitado tal bochornoso espectáculo con las consecuentes imágenes dando la vuelta al mundo? Lamentable, francamente.

Y el Gobierno, una vez más, mirándose al ombligo. O más bien, mirando los intereses electorales de Rubalcaba. Lo dicho, no sólo irresponsables. Impresentables del todo.

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