El espíritu de este cuaderno digital no es otro que el de reunir ideas,pensamientos,gustos cinematográficos o gastronómicos,lecturas estimulantes o viajes sugerentes.Me interesa todo aquello que tenga que ver con el ámbito social y político,me interesa la libertad y su búsqueda permanente,me interesan las diferencias entre la óptica femenina y masculina,me interesan,en definitiva,las personas y su encaje en una sociedad cada vez más compleja.Y me apetece contarlo en mi propio espacio.
lunes, 13 de junio de 2011
Midnight in Paris
Tengo que reconocer una cosa. A pesar de mis recientes críticas a la posición adoptada pror Woody Allen en los últimos años, al estilo de su film Toma el dinero y corre, siempre nos ofrece algo diferente al resto.
Me inicié -gracias a mi madre- en la filmografía de Allen a una muy tempranísima edad. Me ha chiflado toda mi vida, coleccioné sus guiones y largometrajes, sus bandas sonoras... todo, absolutamente todo. Sin embargo, debo reconocer que no me gustó la deriva que empezó a tener con Vicky Cristina Barcelona. Y así lo escribí, por cierto, dedicándole una columna en Libertad Digital.
Agarro subvención, realizo un publireportaje y poco más. Vivir de rentas y acceder a un público que nunca le valoró y que ha empezado a saborearlo ahora, cuando le han puesto la cucharilla en la boca con un cine más vistoso y más comercial, no es el camino que esperaba yo que acabara eligiendo, francamente.
Aún así, nunca dejo de tenerlo en cuenta, qué le vamos a hacer. ¿Y por qué? Porque, simple y llanamente, siempre hay algo que hace que merezca la pena ir al cine a ver su obra.
Ayer estuve viendo Midnight in Paris. No es el peliculón del siglo, ni mucho menos. Pero es deliciosa. Romántica, con unos planos y fotografías de París que bien valen más que una misa. Una banda sonora espléndida y un viaje a través del tiempo fascinante, donde realidad y fantasía se funden y confunden en un ambiente de lo más chic del París de los intelectuales.
Como siempre, exprime a sus personajes y saca lo mejor de ellos. Owen Wilson, en un papel que habría interpretado el mismo Allen, está fantástico. Pero todos. Muy en su sitio Rachel McAdams y tierna y sensual Marion Cotillard.
Simplemente agradable. Pero con unos planos impresionantes, con un París repleto de glam y de estética impecable. Derroche de romanticismo y suave. Ligerita pero con alguna que otra perla inconfundible.
Me quedo -soy incorregible- con la sensación de inmortalidad que experimenta Gil al besar a la bella Adriana. Porque nada puede resumir mejor la auténtica pasión.
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Woody es como Metallica con el nuevo look del álbum Load. Pero siempre vuelven a sus inicios. Aun no la he visto, lo haré la semana que viene.
ResponderEliminarsaludos,
Me encanta este comentario! Diana absoluta. Qué bueno...a pesar de que la experta en Metallica sea mi querida hermana.
ResponderEliminarTambién fui ayer a ver la pelicula!! Me encantó, la banda sonora, los planos, la estética... y la imagen de los americanos en Paris.
ResponderEliminarPues a mi me pareció muy pero que muy flojita: los personajes históricos famosos parecen de cera y los "reales" meras caricaturas estereotipadas: empezando por la declaración demasiado evidente de la propia ciudad como un personaje más (antes NY ahora París), siguiendo por la novia dominante, los suegros adinerados-clasistas, el "amigo" intelectual pedante, el prescindible cameo de la Bruni, terminando por el "majete-protagonista" en forma de alter-ego del propio Allen. Y todo eso aderezado con pinceladas de temas profundos: crisis de pareja, crisis personal, ligera crítica política, y ¡¡¡encima con final feliz!!!! En fín que desde mi punto de vista W. Allen demuestra con esta peli: 1º que no quiere arriesgar lo más mínimo, 2º que está encantado de haberse conocido como todo progre que se precie 3º que ya ha dicho y hecho todo lo que tenía que hacer y decir.
ResponderEliminarPues mira, no puedo decir que no lleves razón porque yo también pienso que se trata de una de sus películas flojitas. Y sí, alguno de los personajes históricos son como de coña.
ResponderEliminarPero lo que sigo pensando es que aún así, pasas una tarde agradable viéndola, escuchando su música y adentrándote -aunque de manera más frívola- en las vidas de sus personajes en un París de publireportaje.
Efectivamente, no arriesga absolutamente nada. Vive de rentas. Saludos cordiales.