Y quién miente ahora, eh?

Confieso que afronto este post con cierta pereza. Y no por vosotros, que siempre sois un buen estímulo. No, no... por mí solita. Estuve viendo el debate, lo disfruté y lo escudriñé. Ya está.

Esta mañana he podido leer y escuchar todo tipo de comentarios al respecto con lo que tengo la sensación de que llego tarde.

Pero más allá de la contienda dialéctica, en la que Mariano Rajoy estuvo sobradete y seguro de sí mismo y donde pudimos ver a un Alfredo Pérez Rubalcaba sorprendentemente nervioso, cabizbajo y con actitud perdedora, sí quiero apuntar un par de cuestiones.

Para empezar, me ponen muy nerviosa algunos comentarios de supuestos expertos en comunicación política. Algunos, por obvios. Y otros, por faranduleros y por farsantes. Muchas horas de El lado oeste de la Casa Blanca (The West Wing). Demasiadas. Y mucha tontería. He escuchado comentarios para enmarcar. Os lo digo.

Para continuar, otra cosa os diré. A estas alturas no me preocupa que Rubalcaba mienta, es inherente a su persona, ya lo sabemos. Lo que sí me preocupa, o sorprende, es que lo reconozca. Momentazo el de... "Y ahora, quién está mintiendo, eh?" Acto fallido, creo que lo denominan.

Doce millones de media (no está nada mal) lo pudieron escuchar. Eso, más los titubeos, el nerviosismo, el meneíto de dedos a lo Leonardo Dantés y ese pedazo de maquillaje a lo Berlusconi... Rubal llevaba con él infiltrados, de eso estoy segura. Además de él mismo. Que ayer se traicionó.