
El Nuevo Herald da buena cuenta de todo ello y resume lo que el diario oficial cubano Granma adelanta de cara al congreso vintage.
Raúl Castro apunta que su hermano Fidel está conforme en la reducción del gasto público y en abrir la isla a pequeñas iniciativas privadas para intentar afrontar la galopante crisis que acecha y el Ministro de Economía del Régimen -toda una paradoja- destaca que habrá que llevar a cabo de forma ordenada la conversión de establecimientos estatales, como las panaderías, en cooperativas administradas por trabajadores.
Tras más de medio siglo de dilapidar la libertad, el dinamismo y la sociedad civil de la isla empiezan a decir cosas no sólo obvias sino fundamentales. Aunque para ello deberían reformarse ellos mismos. O mejor todavía, retirarse de escena para siempre. Bastante daño han hecho.
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