Que el Partido Popular se hubiera podido ahorrar algunas de sus más famosas batallas internas debido a las formas utilizadas no es ninguna novedad. Léase, si no, Cataluña en 1996 con el posterior Pacto del Majestic arrasando públicamente las cabezas de quienes habían estado trabajando en la línea -no olvidemos- marcada por quienes poco despúes se entregaban a otra causa.
Como el ejemplo anterior, hay otros y todos ellos se hubieran podido resolver de haber escogido las formas idóneas. Y de paso dejar a un lado a algún que otro chapucero y pastelero habitual de Génova 13.
Esta pieza de Pilar Cernuda resume en pocas palabras lo sucedido con Francisco Álvarez-Cascos. Quienes compartieron con él horas y horas en Consejos de Ministros pero sobre todo, en las etapas más difíciles y duras del Partido Popular, ésas en las que se perfilaba el programa de futuro y ésas dónde se tenía que lidiar a diario con el desgaste interno de un partido político en la oposición, han dado la espalda al que fuera el Secretario General más operativo. Gustará o no gustará. Paradójicamente, tampoco sus formas nunca fueron las más adecuadas y también por ese mismo motivo, muchos se habrán tomado la revancha ahora.
Pero tampoco es de recibo el trato dispensado a alguien que dedicó más de una treintena de años a consolidar el proyecto del Partido Popular.
Probablemente Francisco Álvarez-Cascos no debería haber planteado una batalla pública, aunque tampoco sé si le quedó otra opción en ningún otro momento.
Veremos qué le deparará el futuro. Está complicado. Pero esta víctima se podría haber evitado. De eso sí estoy segura.
El espíritu de este cuaderno digital no es otro que el de reunir ideas,pensamientos,gustos cinematográficos o gastronómicos,lecturas estimulantes o viajes sugerentes.Me interesa todo aquello que tenga que ver con el ámbito social y político,me interesa la libertad y su búsqueda permanente,me interesan las diferencias entre la óptica femenina y masculina,me interesan,en definitiva,las personas y su encaje en una sociedad cada vez más compleja.Y me apetece contarlo en mi propio espacio.
Querida Eva:
ResponderEliminarYa sabes que en el PP-de-Mariano no caben los liberales y al parecer tampoco los conservadores, porque es un partido «de centro reformishta». Por eso se han cepillado a María San Gil (tras una campaña infame de descrédito), Ortega Lara dio el portazo y Regina Otaola está en la cuerda floja. El PP-de-Mariano se ha apuntado al marxismo, línea Groucho, y por eso la gente con convicciones firmes le sobra. Tampoco se les ha oído hablar de su voluntad de servir al país; lo que, a sensu contrario indica más bien su voluntad de «servirse del país».
Lo que tiene ser Francisco Álvarez Cascos es que no se ha atrevido a salir un listillo repelente y mediocre como José María Lassalle y le haya espetado: «¿De dónde ha salido este tío? ¿Es que no sabe que el PP ha cambiado?», tal cual le dijo ese individuo a María San Gil.
Querido Aguador;
ResponderEliminarEs triste que a las puertas de regresar al Gobierno se produzcan este tipo de situaciones, más aún cuando hubieran podido evitarse.
Cuando escucho algunas declaraciones de más de uno que rendía pleitesía al paso de Álvarez-Cascos, me da grimilla, francamente.
La parte más turbia de la política, me temo.
Que tengas un Feliz Año. Movidito, me temo también.