jueves, 2 de diciembre de 2010

La delgada línea de Wikileaks

A Julian Assange le pisa los talones la Interpol. Y cuando dejas tantos enemigos por el camino, es mucho más fácil dar con la presa. Pero no por la filtración de cables diplomáticos, sino por la acusación de violación y acoso sexual que tiene pendiente en Suecia.

The Guardian , que está publicando los documentos secretos, asegura que se encuentra fuera de Londres, protegido por colegas hackers.

El País, por su parte, feliz por tener la exclusiva de las filtraciones y por haber encontrado algo de lo que hablar para diluir las escalofriantes cifras de desempleo. Y por lo que sabemos en España -for the time being- parece más una sesión de Sálvame Deluxe que una desclasificación de documentos.

Julian Assange, el más buscado

Amazon ha retirado ya medio millar de documentos clasificados a petición del Senador Joe Liebermann que, como Presidente del Comité de Seguridad Nacional ha instado a todas las empresas americanas o extranjeras a no colaborar con Wikileaks en aras de velar por la seguridad norteamericana.

Wikileaks juega con fuego. Y en esta sociedad en la que vivimos donde hay más de una amenaza en alerta permanente supone una irresponsabilidad tremenda. Además de ser el cajón virtual donde van a parar resentidos, traidores y demás personas -con o sin razón- que puedan tener algún motivo personal, habitualmente de revancha, con lo que ello comporta.

En cuanto a la difusión periodística, se abre un debate sobre los códigos a seguir.

Delgadísima línea la que están traspasando. Y peligrosa. Muy peligrosa.

3 comentarios:

  1. Quizá no esté de más recordar aquella frase de Lord Northcliffe: "Información es lo que el poder no quiere que se sepa. El resto es propaganda".

    Sólo que hoy los Estados y Gobiernos tienen más medios para hacerle a uno la vida a cuadritos, probablemente porque saben más de uno de lo que cualquier gobierno democrático del pasado supo jamás.

    Así que han "optado" por desacreditar moralmente a Mr. Assange, imputándole unas horrendas "agresiones sexuales". Y lo hacen porque no pueden acusarle de lo que les gustaría: de "espionaje" y "alta traición". Por otro lado, tampoco es delito que algo que se conoce en círculos más o menos reservados pase a conocimiento público. Por eso no le pueden emplumar como quisieran.

    Efectivamente, Mr. Assange y Wikileaks juegan con fuego. Pero mientras Mr. Assange no se crea Prometeo y peque de lo que los antiguos llamaban hybris (el pecado de ZP, por cierto), todo estará más o menos bajo control.

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  2. Espléndida anotación, Aguador, como de costumbre. Las que he podido leer en Libertad Digital son siempre muy atinadas, desde luego.

    Aprovecho para darle la bienvenida a este cuaderno, que va cogiendo forma poco a poco gracias sobre todo a este tipo de colaboraciones.

    Muchas gracias y un cordial saludo.

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  3. Bien hallada y gracias igualmente, Eva.

    Me gusta pensar que lo que escribo hace pensar y/o reflexionar a alguien (o, si es el caso, arrancarle una sonrisa, a pesar de que, como dice la canción, son «malos tiempos para la lírica»).

    Por mi parte, te invito también a mi blog, al efecto de que comentes cualquier cosa que tengas por conveniente.

    Saludos cordiales,
    Aguador.

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