Cada vez me siento mejor tras unos largos. Madrid empieza a enfriar el agua de sus piscinas, con lo que el placer de estar en ella, tras unos cuantos metros a ritmo constante, es cada vez mayor.
Mientras seco mi corto cabello, unos chavales juegan a algo que no he podido todavía averiguar, pero sí escucho perfectamentamente lo que uno le cuenta a otro: "No, no te hagas ilusiones, no me has acorralado".
"Creo que va siendo hora de utilizar nuestras habilidades". "No, no lo hagas", avisa un tercero.
"El poder y la fuerza serán mucho más efectivas que tus cualidades".
No podían tener más de 10 años cada uno. Ignoro si leían algo o eran voces espontáneas.
Espeluznada, volví a nadar en mi tarde de domingo. Ya están preparados para acudir a unas primarias. Y sin manguitos.
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